Los principales motivos para acudir a un psicólogo tienen que ver con los problemas con los hijos. A menudo son los padres los que llaman desesperados o muy preocupados porque alguno de sus hijos tiene problemas, o bien académicos, o relacionados con la aceptación de normas o bien de convivencia, identificándolos como lo que se conoce como un hijo tóxico.
Lo que vienen buscando es un experto en psicología familiar que les ayude a solucionar el problema y quizá en esta demanda y la posterior respuesta del profesional reside uno de los elementos más importantes para garantizar que la terapia funcione. Me refiero a que lo esperado cuando nos traen a un hijo que se encuentra en la infancia o adolescencia es que este venga con la etiqueta de hijo tóxico. Esto ya nos permite saber como entiende la familia el problema, detrás de esa etiqueta hay una afirmación un tanto perversa que condecora al hijo como el elemento discordante que causa dolor a todos los miembros de la familia. Sin entrar en plantearnos como con una afirmación así, aceptada por todos, vamos a lograr que el hijo se sienta mejor, lo realmente relevante es reflexionar sobre otra realidad escondida sujeta a dicha narrativa. El poseer una medalla tan bien sujeta a la solapa que te condecora con semejante título otorga al ‘hijo tóxico’ un poder ya que en sus manos está la estabilidad, el sufrimiento, el éxito y el fracaso de toda una familia.
Planteaba entonces que cuando unos padres traen a su hijo tóxico para resolver los conflictos que éste genera tenemos, como psicoterapeutas, la primera prueba de fuego que consiste en aceptar que nosotros como expertos vamos a resolver el problema o bien, rechazar ese papel y tratar de empoderar a los padres.
Algunas de las principales características que encontramos en estas familias que vulgarmente se definen como familias con un hijo tóxico son:
Características generales que suelen otorgar la medalla de hijo tóxico:
Así pues, llegados a la situación de identificar a un ‘hijo tóxico’ en la familia, es importante reflexionar sobre el papel de todos los miembros de la familia y lo que pueden aportar de cara a solucionar los conflictos familiares. No es justo que una medalla impuesta otorgue tanto poder y tanto estigma a una sola persona, pues el bienestar de la familia depende de todos sus miembros.