Los Trastornos de la Conducta Alimentaria en las instituciones educativas
Durante las primeras etapas de nuestra vida, previas a la incorporación al mundo laboral uno de los lugares donde pasamos una gran cantidad de horas son los Centros e Instituciones Educativas en los que nos formamos durante años. Guarderías, colegios, institutos, academias, universidades o colegios mayores se convierten en nuestro hábitat durante buena parte de nuestras vidas y en ellos establecemos muchas de nuestras relaciones más significativas.
También es un espacio lleno de normas, límites, notas y objetivos que cumplir. Con mayor o menor presión, tanto por parte del Centro como de nuestra familia, que preferirá generalmente un 10 a un 5 (aunque a muchas el 5 no les parezca en absoluto malo).
Es en este primer contacto con el mundo estudiantil cuando comienzan también nuestras primeras relaciones estables con el grupo de iguales, el cual cobra especial protagonismo en la adolescencia. Cuando comienza la pubertad el aspecto social de ir al colegio o al instituto cobra una mayor importancia, muy por encima en muchos casos del aspecto académico. Encajar, ser aceptado, tener un grupo de amigos o una pareja y diferenciarse como persona individual puede ser en muchos casos un panorama complicado para muchas personas y el catalizador para el desarrollo de diversas patologías.
En las instituciones educativas es donde muchas veces se pone la voz de alarma sobre una determinada situación problemática. Problemas como el acoso escolar, el absentismo, los problemas de atención o aprendizaje, las adicciones o los problemas con la conducta alimentaria son realidades que podemos encontrarnos día a día en los ambientes escolares a prácticamente cualquier edad. Ante esta situación los centros pueden verse en una complicada tesitura: intervenir o ignorarlo y centrarse exclusivamente en el aspecto académico de sus alumnos. Aún mas complicada es la situación cuando los alumnos duermen y comen en el centro, como es el caso de muchos internados y colegios mayores.
En el caso de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, en muchos casos pueden pasar desapercibidos para el personal del centro hasta que la situación ha podido alcanzar una gravedad considerable. En estos casos es habitual que las familias reclamen a los centros una mayor vigilancia o contacto con los padres ante cualquier sospecha, sobre todo en el caso de internados o colegios mayores. De hecho, el haber tenido un problema alimentario o un problema con sustancias es un dato que se requiere en muchas entrevistas de ingreso a colegios mayores.
La situación es realmente delicada, tanto para las instituciones como para los profesionales que trabajan en ellas, así como para afectados y familiares. La cantidad de alumnos en los centros hace muchas veces que sea difícil estar pendiente de todos a estos niveles y aunque muchísimas personas del mundo educativo se implican con el alumnado a este nivel, cabría plantearse si es algo exigible a la institución en sí.
En estos ámbitos, así como en el propio ambiente familiar, el papel de la prevención y la detección precoz es crucial. Saber estar atento a las señales que nos manda una persona que esta pasando por un TCA puede ser la diferencia entre un inicio de tratamiento precoz o una cronicidad de años. En muchos casos desde los propios departamentos de Orientación y desde las AMPAs de colegios e institutos realizan ellos mismos charlas informativas y talleres para prevenir sobre determinadas conductas de riesgo (TCA, drogas, conductas sexuales de riesgo, etc.). Sin embargo, es complicado poder abarcar todos los campos y en ocasiones los orientadores pueden no estar lo suficientemente preparados para aportar la información idónea y responder a las dudas que puedan tener las familias. Es ahí donde los profesionales de la Psicología en todas sus ramas podemos aportar nuestro conocimiento y experiencia.
Desde Instituto Centta llevamos ya unos años desarrollando nuestro Plan de Prevención en Instituciones Educativas, impartiendo charlas y talleres con el fin de aportar nuestra experiencia y ayudar a la detección precoz de conductas de riesgo tan graves como los Trastornos de la Conducta Alimentaria. En esta línea nos dirigimos tanto a padres como a alumnos y a profesores, tutores o monitores que puedan adquirir las herramientas necesarias para detectar un TCA o una determinada conducta de riesgo y plantear opciones de tratamiento.
La etapa estudiantil, en todas sus fases, puede ser para unos una etapa maravillosa llena de buenos recuerdos con compañeros y profesores, celebrando los triunfos e intentando aprender algo de cuando no se triunfa y para otros puede ser un camino largo y tortuoso, lleno de sufrimiento. Es nuestra ilusión y nuestra intención poder marcar la diferencia y ayudar a que el recuerdo de una persona de esa etapa vital sea mucho mas alegre.
Robin Rica Mora
Unidad de TCA