El Verano es al cuerpo lo que la Navidad es a la comida. Una época en la que esta muy presente y en la que se nos “invita” a modularlo en algún sentido. Todos los años la rutina es similar: compensar los excesos de la Navidad para poder lucir un “mejor cuerpo” cuando llegue el buen tiempo. El problema radica es que el énfasis sigue puesto casi en exclusiva en la delgadez y no en la salud. De esta forma se ha implantado la idea de que un mejor cuerpo es sencillamente un cuerpo (más) delgado. Y eso trae consecuencias.
En una sociedad en la que 6-7 de cada 10 mujeres no están a gusto con su imagen corporal un período que implica un mayor grado de exposición al cuerpo (propio y ajeno) puede hacerse muy cuesta arriba. Tener que usar prendas mas ligeras para combatir el calor o enfrentarse a ponerse en bañador/bikini en la playa puede resultar cuanto menos, incómodo. Esto hablando de población general, es decir, población que no tiene ninguna patología relacionada con la alimentación o la imagen corporal. Sin embargo es frecuente que las consultas de los centros de psicología especializados en TCA experimenten un incremento de las consultas pasados los meses de verano como consecuencia del uso de determinadas prácticas adelgazantes que se descontrolan.
Si hablamos de las personas con un Trastorno de la Conducta Alimentaria este periodo se torna mucho mas difícil. No podemos olvidar que en definitiva un TCA es una hipertrofia de pensamientos y conductas que están ampliamente extendidos en la sociedad. Desgraciadamente en muchos casos hasta normalizados.
Con independencia del tipo de cuadro de patología alimentaria con el que estemos tratando (Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa, etc.), la sensación de inadecuación con el cuerpo es un aspecto sumamente frecuente. En esta tesitura, en muchas ocasiones es difícil acertar. Si se atreven a ponerse la ropa de verano se focalizan más en las partes expuestas y se sienten incómodas; si van mas tapadas pasarán más calor y eso puede ser peligroso sobre todo en los casos en los que hay un bajo peso y una baja ingesta, particularmente de agua. Esto es de gran importancia ya que pueden producirse desmayos como consecuencia del calor y una hidratación/ingesta deficiente.
Otro aspecto que suele preocupar en verano, sobre todo a las familias, es el manejo de los días de vacaciones que pasarán fuera del domicilio familiar. Para poder pasar este difícil período conviviendo con la enfermedad es importante poder establecer un equilibrio entre el mantenimiento/recuperación de una pauta de alimentación/actividad física saludable e introducir otros aspectos que puedan hacer de estos meses un recuerdo menos desagradable. Compartir momentos agradables con amigos, pareja o familia mas allá de la comida puede ser un gran aliado. Introducir otras cosas agradables en la vida de la persona con TCA que no sea solo la voluntad de adelgazar o controlar la alimentación.
En cualquier caso y aunque hay algunas pautas generales que son positivas como recuperar la responsabilidad sobre alimentación/actividad, cuidar el componente social y afectivo con amigos y familia, etc. hay casos en los que debemos priorizar la salud y la vida por encima de otros aspectos, y eso lleva a una mayor supervisión por parte de la familia y al establecimiento de límites mas estrictos. En definitiva es necesario definir claramente en cada situación qué cosas van a ayudar más a la parte que quiere recuperar su vida y su salud, y que cosas ayudan a la enfermedad a mantenerse en su posición. A partir de ahí tomar las decisiones oportunas junto con el equipo terapéutico, y si no se ha iniciado un tratamiento aún, consultar con un profesional especializado nunca está de más.
Robin Rica
Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria