La obesidad y el sobrepeso están influenciadas por nuestra cultura, la psicología, la moda, los medios de comunicación, los intereses comerciales, el conocimiento científico o el pensamiento popular.
Muchas personas obesas o con sobrepeso han intentado bajar de peso en sucesivas ocasiones, pero con frecuencia vuelven a recuperar el peso perdido en poco tiempo. Estas oscilaciones hacen que se intenten buscar soluciones rápidas y definitivas, del tipo que sean, para controlar el problema. En general casi nunca se consigue mantener un peso razonable porque muy pocos se plantea un cambio de su estilo de vida.
La obesidad y el sobrepeso son problemas crónicos y por lo tanto requieren soluciones a largo plazo.
Factores como la genética, el metabolismo, la forma de alimentarnos, la actividad física, los estilos de vida, la manera de resolver nuestros problemas y otras variables psicológicas regulan nuestro peso corporal.
Desde hace muchos años el tratamiento de la Obesidad y el Sobrepeso se ha basado fundamentalmente en dos pilares básicos: Las recomendaciones nutricionales hipocalóricas y la incorporación a nuestro estilo de vida de programas de incremento de actividad física. Todo esto basado en las líneas de investigaciones que sugieren que los factores que originan estos problemas son la ingesta excesiva de calorías y los patrones de vida sedentaria. Son muchos los profesionales de este campo que aún basan sus tratamientos atendiendo solamente a estos dos factores.
Es cierto que para que un programa de reducción de peso tenga éxito hay que trabajar en la modificación de hábitos alimentarios y en la introducción de patrones de incremento de actividad física, pero desde un abordaje multidisciplinar abarcando aspectos fundamentales como el componente emocional y psicológico, el estilo de resolución de problemas, nuestro entorno familiar, la percepción de nuestra imagen corporal, el cambio cognitivo, etc…
El acto de comer es un hecho principal en nuestras vidas que adquiere múltiples significados ( Caparrós y Sanfeliú, 1997). Por un lado y en primer lugar, es una conducta biológica destinada a la supervivencia, pero además tiene una significación socio-cultural que nos vincula a los otros, y por último, una significación personal.
Muchas psicopatologías se expresan a través de nuestra relación con la comida. La alimentación por tanto, no solo nos aporta una fuente de energía, sino que también tiene la capacidad de acallar conflictos internos que no podemos expresar.
Alfonso Méndez Alegre
Director de la Unidad de Obesidad y Sobrepeso