Las dificultades económicas por las que pasan miles de familias hoy en día en nuestro país indicen directamente sobre el bienestar de los niños y la percepción que tienen del mundo que les rodea.
Son muchos los padres que consideran que es mejor dejar a sus hijos al margen de los problemas por los que están pasando, bien porque no lo iban a entender, porque son «cosas de mayores» o por no preocuparles innecesariamente.
La realidad es que los niños no son ajenos al mundo que les rodea ni a lo que pasa a su alrededor. En la televisión, en casa o, incluso, en el colegio oyen hablar continuamente de la crisis, el paro o la pobreza. Muchos de ellos no sabrán qué significan estas palabras pero si hay una cosa propia de los niños es que son buenos observadores y sí se dan cuenta de otro tipo de cambios que pueden estar ocurriendo dentro de sus propias casas: hace tiempo que no van al cine o ya no van tanto como antes, las cenas o comidas fuera de casa ya no son tan frecuentes, hace tiempo que no les compran ropa o juguetes nuevos, papá o mamá pasan más tiempo en casa porque ya no trabajan, este año han dejado de ir a actividades extraescolares, etc. Pero, sobre todo, son sensibles a los estados emocionales de sus padres: papá y mamá están preocupados, se les nota triste, malhumorados, enfadados…
Todo esto tiene un impacto directo sobre el bienestar de los niños. Los padres son el pilar emocional de sus hijos. Si ellos están bien, los niños perciben que las cosas están bien. En cambio, el ver a sus padres tristes o preocupados puede crearles sentimientos de vulnerabilidad e incertidumbre, saben que algo va mal pero no saben el qué ni en qué medida. Lo que a su vez les genera sentimientos de inseguridad, temor o ansiedad.
Está claro que las repercusiones que todo esto tiene en los niños depende en gran medida de la gravedad de la situación de cada familia pero, sobre todo, de la actitud que toman los padres y de la manera en que enfocan la situación.
Es recomendable hablar con los hijos de lo que está pasando, siempre adaptando las explicaciones a su edad. Los niños son niños y hay que proteger su infancia por lo que no es necesario darles muchos detalles, aunque sí intentar responder a aquellas preguntas que les preocupan.
Es bueno explicarles de manera general la situación actual, la importancia que tiene el dinero, la dificultad para ganarlo, el consumo responsable, las ventajas del ahorro, etc. De esta manera, los niños verán que lo que está ocurriendo no es culpa suya y que además pueden hacer muchas cosas para colaborar en casa como no dejar luces o aparatos encendidos si no se están utilizando o cerrar el grifo mientras se lavan los dientes.
Podemos aprovechar este tiempo de crisis para fomentar otro tipo de valores lejos del consumismo en el que ha venido viviendo la sociedad occidental en los últimos años enseñándoles a valorar lo que tienen y a cuidar las cosas para que duren más, a tolerar la frustración cuando no puedan tener todo aquello que deseen, a manejar el dinero responsablemente, a ver que pasarlo bien no está relacionado con gastar dinero, a pasar más tiempo en familia… Así, a la vez que reducimos su angustia, contribuiremos a su desarrollo personal.
Miriam Escalera
Unidad de Psicología Infantil