El otro día en Twitter se abrió un hilo de debate para intercambiar opiniones sobre los malogrados efectos de lo que se denomina «Operación Bikini«.
Hubo personas incluso que malinterpretaron la intención y se apuntaron al carro de twittear y promocionar, bajo el hashtag #operaciónbikini, toda una serie de productos propios o procesos para la perdida rápida de peso. Vaya la que les cayó.
Y es que todos los veranos se repite la misma canción, como si fuese un éxito musical. Aparecen nuevos productos que prometen lo que los anteriores, mejorando alguna cualidad y ofreciendo ventajas sobre sus antecesores.
Ya he escrito mucho sobre esto pero no está de más recordar algunos aspectos importantes.
El primer concepto que quiero señalar es que todos los cambios que se producen en el cuerpo humano están basados en procesos fisiológicos, y las leyes físicas explican muchos de dichos procesos. Las leyes de la termodinámica explican como se gestiona el gasto de energía por parte de nuestro organismo. Lo explico en este post, así como las posibles y muy probables consecuencias fisiológicas y psicológicas sufridas por el seguimiento de dietas restrictivas tan asociadas a la llamada Operación Bikini.
Muchos profesionales reconocidos del mundo de la nutrición en nuestro país, tienen una visión muy objetiva e igual de desalentadora sobre la utilidad y eficacia de dichos procesos para generar la mayor perdida de peso en el menor tiempo posible. Para no repetirme en exceso, podéis leer el artículo completo en este link.
Y es que el planteamiento que podemos ofrecer para rebatir tales promesas es que no se puede perder, hablando de peso, en pocas semanas lo que vamos acumulando durante todo el año. Las cosas no funcionan así. Fisiológicamente, la operación bikini estaría superando los límites de nuestro cuerpo, y esto conlleva consecuencias nefastas para nuestra salud.
Me falta el dato exacto en cifras pero sí puedo afirmar que en los últimos años está viéndose incrementado el número de ingresos en urgencias hospitalarias, de personas con fallos renales y hepáticos a consecuencia, muy probablemente, del seguimiento de dietas que prometen bajadas de peso en muy poco tiempo.
El fracaso de este tipo de procesos es que solo atienden al peso, dejando de lado la salud de las personas.
Mejorar nuestro peso corporal tiene que convertirse en un objetivo instaurado en toda nuestra línea de vida, no solo en temporadas específicas como con la operación bikini.
La pérdida de peso tiene que llevar asociados una serie de cambios relacionados con nuestra dieta, con nuestra actividad física y como no, con nuestro interior emocional que nos condiciona a premiarnos y a veces a castigarnos, con la comida.
¿Qué ocurre en nuestro entorno donde cada vez más, se nos empuja hacia unos ideales de belleza demasiado exigentes que nos empuja a la Operación Bikini?
La industria de la moda, que se sostiene dentro de un sistema consumista, nos genera constantemente sentimientos de frustración.
Es una forma de sometimiento, sobre todo hacia la mujer, donde los ideales de belleza nos abruman. El mensaje que nos lanza es que si no consigues entrar en una determinada talla, si no sales arreglada a la calle o no luces lo último en maquillaje, no vas a ser admirada o deseada.
Y claro, bajo esta premisa, la Operación Bikini comienza a cobrar sentido.
Muchas personas se preguntarán, ahora que comienza el buen tiempo y se disfruta más de las actividades al aire libre, donde se sale a la calle con menos ropa , ¿qué puedo hacer yo para encajar en los ideales de belleza, y por ende, ser más deseado/a?
Pues debido a que somos una sociedad cortoplacista, porque se nos educa así, vamos buscando la fórmula rápida y exitosa. ¿Para qué tengo que esforzarme si puedo lograr lo mismo pero más rápido y sin esfuerzo? ¿De verdad pensáis que se puede lograr algo en la vida sin esforzarse?
Lo único que se puede hacer es trabajar, sacrificarse y esforzarse en lo que realmente depende de nosotros. Esa es una pregunta que todos deberíamos hacernos de vez en cuando, ¿realmente depende de mi lo que quiero lograr? Si la respuesta es afirmativa, adelante, id a por vuestro objetivo con todas vuestras ganas y empeño, pero en cambio si la respuesta se contesta con un “no”, os recomiendo no gastar muchas energías (ni dinero) en ello.
Y volviendo al asunto de la pérdida de peso de forma saludable, hace tiempo también escribí sobre una serie de recomendaciones para afrontar una perdida de peso con garantías.
Hoy quiero recordarlas porque la causa obliga a ello.
- No fijarse nunca en los kilos que queremos perder como meta final. Establecer pequeñas submetas con periodos más cortos de tiempo. Si estamos pendientes de nuestro objetivo final, corremos el riesgo de quedarnos en el camino.
- Valorar al final de cada día o de cada periodo (submeta) lo que hemos conseguido y el esfuerzo que hemos realizado para obtenerlo. Es muy importante que nos sepamos reforzar nosotros mismos los pequeños logros que vamos consiguiendo.
- Hacernos conscientes de que si la gente que nos rodea y nos aprecia, prefiere vernos más delgados/as o más felices. A veces perdemos de vista lo que realmente nos importa y estamos mas pendientes de lo que les importa al resto de personas. Mientras estemos pendientes de lo que creamos que los demás puedan estar pensando, dejaremos de estar pendientes de lo que están pensando.
- Aceptar que los kilos que marca la báscula es solo una parte de nosotros pero no somos “todo” nosotros. Nosotros somos mucho más que lo que marca la báscula. Es una batalla diaria en la cuál muchas veces mi ánimo y mis actitudes van a estar marcadas por lo que nos dice la báscula. ¿De verdad pensáis que un número tiene tanto poder sobre nosotros?
- Entender que si nuestro sobrepeso es la consecuencia de unos malos hábitos mantenidos durante mucho tiempo, estos pueden corregirse. Actualmente hay profesionales que nos ayudan a modificar nuestro comportamiento. Solo hay que confiar en un buen profesional y dejarse ayudar.
- Mentalizarse y tomarse este trabajo como un aprendizaje a largo plazo que nos aportará otra manera de relacionarnos con la comida. La comida tiene una función, que es la de alimentarnos. No podemos utilizar la comida como premio o castigo.
- Huir de los productos, dietas o sistemas que prometen resultados inmediatos y a corto plazo sin esfuerzo. No existe cambio sin sacrificio. No existe lo fácil, lo rápido ni lo milagroso.
- No tengáis miedo de que no vamos a ser capaces de cambiar cosas. Lo que se repite se aprende y el cerebro responde a esta disciplina. Tan solo tenemos que conocer nuestros límites, ser realistas con la situación, y una vez aceptada, trabajar para modificar lo que depende de nosotros.
- Y para finalizar, necesitamos hacernos conscientes de la manipulación publicitaria con fines puramente económicos. Como ya he indicado en alguna ocasión, la industria no está para hacernos mas guapos o más delgados, está para ganar dinero.