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La Navidad, una época complicada para una persona con TCA

 

Cada año se anticipa más la llegada de estas fechas, donde los medios de comunicación nos bombardean con mensajes y anuncios en torno a las comidas típicas, especialmente los alimentos ultra procesados y más calóricos, así como estereotipos de belleza, imagen social, reuniones familiares, etc. Lo que hace que una persona con TCA viva con más ansiedad la llegada de estos días, donde todo pasa alrededor de celebraciones, en torno a la mesa y la comida. Esta ansiedad puede llevar al paciente a desarrollar un conjunto de estrategias enfocadas a esconderse del control de los familiares y llevar a cabo conductas inadecuadas relacionadas con la comida, aprovechando la salida de la rutina en los hogares en estas fechas señaladas y el aumento de comensales o familiares en casa. Pueden aumentar el control de la cantidad del alimento, el camuflaje del estado físico con la vestimenta, aumentar la frecuencia de las visitas al baño durante las comidas, eludir reuniones sociales para fomentar el aislamiento, etc.

La Navidad puede ser esperada por la familia y entorno cercano a los mismos con una mezcla de emociones y dudas: alegría, miedo por la comida, dudas sobre cómo compartir los momentos en la mesa o con otros familiares que no estén incluidos en el tratamiento, con los amigos, ilusión por estar juntos, o interrogantes sobre cómo serán estas fechas con la enfermedad bajo tratamiento.

Debido a esta sobreexposición a estímulos estresantes por parte del paciente no solo a nivel alimenticio sino emocional, ya que se producen encuentros familiares y se ponen de manifiesto las dinámicas que en muchos casos están en la base de estos trastornos, estas fechas pueden facilitar el desarrollo del tratamiento. Por un lado, con la puesta en práctica de cambios de actitud y conductas por parte del sistema familiar y, por otro lado, la exposición del paciente a situaciones temidas. Así como ayudar a la detección precoz de estos trastornos.

En cualquier caso, desde el equipo terapéutico de Centta queremos aportar unas recomendaciones básicas para afrontar estas fechas;

  • Es importante que la familia normalice estas fechas en la medida de lo posible, no es necesario alterar ninguna tradición que hasta la fecha del tratamiento se haya realizado. Los demás miembros de la familia tienen el derecho de vivirlas y disfrutarlas, así desfocalizamos la presión del paciente por su propia situación.
  • Mantener las rutinas de alimentación indicadas en cada caso en cuanto a horarios y orden el resto de días de la Navidad, incluyendo las fechas señaladas, es fundamental, adaptándola en la medida de lo posible al menú navideño. Por poner un ejemplo, el día de Nochebuena, aunque la tradición sea una cena especial, es importante que el paciente mantenga el resto de comidas durante el día (desayuno, media mañana, comida y merienda). En cuanto a las típicas bandejas de turrones y demás dulces navideños es aconsejable que se muestren en las horas de las comidas únicamente, evitando que estén a la vista todo el tiempo durante todos los días.
  • Los familiares han de aceptar que, como ocurre en el día a día, lo más probable es que el paciente se sienta preocupado por la comida que se está sirviendo. Hay que evitar el exceso de observación y señalamiento de cualquier reacción del paciente, permitiendo si llega el caso que se levante de la mesa si está muy angustiado en la sobremesa y pudiéndose trasladar esta a otro espacio de la casa. Centrando la celebración de estas fechas en más aspectos que no sean únicamente la comida como en la conversación, la compañía con familiares e, incluso, momentos de ocio divertidos como ver películas, juegos de mesa, etc.
  • Es positivo que el paciente pueda disfrutar y participar de la celebración de la Navidad con las tradiciones que la rodean y que no solo están enfocadas en la comida como puede ser: el adornar la casa, montar el árbol o el belén, dependiendo de cada caso, salir a dar un paseo y observar el alumbrado del pueblo o la ciudad, los mercadillos navideños, conciertos o musicales en esta época, etc. Estos espacios son buenos para dejar que la comida no cobre tanto protagonismo.
  • Hay que tener en cuanta la fase de la enfermedad de cada paciente. Si la familia acaba de empezar el tratamiento es importante tener en cuenta y diferenciar que por un lado está nuestro ser querido y por otro el TCA, saber cuándo es el síntoma el que reacciona o habla y cuándo es la persona la que expresa una necesidad, ante todo evitar la culpabilización y liberar al paciente de las expectativas que los miembros de la familia en muchas ocasiones depositamos sobre ellos. Puede que para los familiares sea muy importante que el paciente pruebe un turrón en estas fechas, pero en realidad no lo es tanto y ese momento ya llegará cuando el paciente esté preparado para ello. Incluir al paciente en la celebración de estas fechas sin esperar una reacción determinada es esencial, manteniendo los limites acordados en terapia con los profesionales que lo lleven en cada caso.
  • Reiteramos la importancia de evitar la culpabilización y el exceso de juicio por cualquier reacción o brote que la enfermedad pueda tener en estas fechas. El tratamiento es un proceso largo y seguramente todas las situaciones que se den en estos días pueden aportar mucho al trabajo en terapia. En ningún caso estas reacciones deben asumirse como fracasos, por lo que es fundamental apoyarse en los recursos terapéuticos que el centro ponga a su disposición (terapias individuales, grupos de apoyo, teléfonos/emails de emergencia, escuela de padres, etc.).
  • Fomentar la comunicación con el paciente, preguntarle cómo se siente puntualmente sin caer en la reiteración y permitir que exprese sus necesidades, ofrecer nuestro apoyo y que perciba como la familia también se incluye en este proceso terapéutico asumiendo cada miembro su responsabilidad individual. Respetar los sentimientos del paciente sin que su expresión conlleve ningún coste por parte del sistema familiar es fundamental.

Estas recomendaciones son generales para los pacientes con TCA, pero hay que recordar que dependiendo del diagnóstico hay unas características especiales según el caso que conviene que se planifiquen con el profesional o profesionales que lleven al paciente.

Si todavía no hay un diagnóstico de TCA pero existen sospechas por parte de la familia, es un buen momento para observar posibles reacciones y sin presión ni juicios hablar con la persona indicada tras estas fechas sobre la posibilidad de acudir a un centro especializado en el que pueda recibir ayuda tanto él o ella como la familia, parte fundamental en el tratamiento de estas enfermedades.

 

María González, psicóloga especialista en Obesidad y Sobrepeso.


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