Para hablar de adopción es necesario hablar sobre las circunstancias que lo propiciaron, así como las condiciones en las que se produjo la misma y sobre los acontecimientos y la historia pasada de los miembros que van a confluir en una nueva vida. Hablar de adopción supone hablar de historia de vida, de circunstancias personales, historia familiar, médica y sexual de los progenitores, supone profundizar. Cada historia es única, al igual que lo es cada persona que decide dar el paso. No todas las familias adoptivas parten del mismo lugar cuando deciden incorporar a un nuevo miembro a la familia. Un miembro que a su vez ya tiene una familia de origen, aunque no haya estado presente en su desarrollo y unas vivencias que, dependiendo de su trayectoria vital, han configurado más o menos su personalidad.
Hay parejas que adoptan porque tienen el enorme deseo de compartir la vida con más personas, de dar amor, de pertenecer, de permanecer. En ocasiones eligen adoptar porque la naturaleza no les permite acceder a la paternidad, otras veces, lo hacen porque es una manera de devolver al mundo el amor incondicional que un día les hicieron sentir otras personas en circunstancias similares o porque quieren aportar toda su riqueza para mejorar la vida de otra persona. Sea cual sea el motivo, el resultado es uno: acoger en tu vida a una persona ajena para que deje de serlo para siempre.
Muchas experiencias de adopción pueden suceder con mucho éxito. Es decir, tanto los padres como el hijo o hijos se adaptan sin relevante dificultad a la nueva situación y la vida trascurre con normalidad, como la de cualquier otra familia. No obstante, debido a las historias de origen y los motivos que pueden desencadenar una adopción, la experiencia puede resultar menos sencilla y que sea necesario pedir ayuda a profesionales para tratar de reconducirla. Las circunstancias que desencadenen en una vivencia traumática de la adopción pueden ser múltiples. Sin embargo, hay causas comunes y factores que pueden estar relacionados con cómo se desarrollaron los primeros años de vida del nuevo hijo así como con su gestación. No nos vamos a detener en analizar los aspectos neuropsicológicos que condicionan las relaciones de apego y la realidad de muchos niños que acaban siendo adoptados ya que ello merecería un espacio propio, pero sí debemos tenerlo presente.
Por todo ello, la preparación previa a la adopción es fundamental, al igual que lo es el acompañamiento y seguimiento por parte de profesionales durante los primeros años. Las parejas que deciden dar el paso y solicitar la adopción reciben escasa información sobre las características y los perfiles que a menudo se dan en los hijos adoptivos, así como de los pronósticos en el desarrollo, sobre todo de cara a la adolescencia. Es en este momento tan delicado del ciclo vital cuando las adopciones sufren las crisis más profundas, llegando a desencadenar, en los peores casos, en nuevos abandonos de los menores por parte de sus padres. Con todo ello, muchas familias adoptivas superan este tema con las dificultades comunes a todas las demás, pero no sin mucho esfuerzo y dedicación y, a menudo, con la ayuda de profesionales.
Aunque los protocolos y cursos de preparación para padres que van a adoptar se están adaptando a la realidad de sus necesidades, lo cierto es que en muchas ocasiones el contexto en el que se realizan no facilita la resolución de dudas y temores, por estar, a menudo, directamente relacionado con la institución de la que depende la obtención del certificado de aptitud.
El camino a la adopción con Arteterapia
Una manera excelente de prepararse mental y emocionalmente para todo el camino de la adopción es acudiendo a sesiones de arteterapia. La arteterapia permite exponerse de manera gradual a lo desconocido y tener pequeñas experiencias de acercamiento a materiales y técnicas que en un principio nos daban miedo. En el espacio de creación tenemos la oportunidad de aprender a observar cómo funcionan estas técnicas, cómo se comportan los materiales, qué posibilidades nos brindan sus características unidas a nuestra imaginación, qué cuidados requieren y, lo más importante, cómo nos sentimos al vivirlo.
La creación en compañía de un profesional de la arteterapia, que no emite juicios sobre el resultado de las creaciones artísticas, preparado para escuchar, guiar, acompasarse y adaptarse a las necesidades del paciente, permite que toda la riqueza que emana del proceso creativo sea puesta en valor y extraer el máximo de aprendizaje derivado del ejercicio de introspección que supone crear.
El objetivo de las sesiones será fomentar el autoconocimiento en diversas situaciones y poder reflexionar sobre nuestros estilos de afrontamiento ante el miedo al error, la rabia por equivocarnos, la pena por no alcanzar un ideal, la sorpresa de descubrir nuestras capacidades o la alegría de reconocernos como artistas potenciales.
Todas son emociones básicas que experimentamos constantemente a los largo del día, pero a las que no siempre prestamos atención o dedicamos el tiempo necesario para saber de dónde vienen. A menudo, arrastramos sentimientos que nos impiden relacionarnos con los demás de forma constructiva, lo cual alimenta la espiral de frustración. Sin embargo, si nos permitimos sentir estas emociones en un espacio seguro en presencia de un profesional, seremos capaces de entendernos y comprendernos sin juzgarnos y desarrollar estrategias para gestionar esas emociones de manera saludable, es decir, sin que nos afecten en el resto de nuestras interacciones.
Dado que la aventura de ser padres es una experiencia que necesariamente cambia nuestra forma de vivir y de relacionarnos con los demás, no debemos subestimar la oportunidad de realizar un trabajo personal que nos prepare para el posible huracán de emociones y sentimientos que supondrá la llegada de un nuevo miembro a la familia. Un miembro con un rostro nuevo, un nombre, una historia y, sobre todo, con toda la vida por delante.