Los que trabajamos con niños somos conscientes de que no es creíble que la población infantil se pueda ver afectada en un 10% por este trastorno.
La historia comienza en 1935 cuando los médicos trataron por primera vez a niños inquietos con dificultades de concentración bajo el diagnóstico de «síndrome postencefálico». Este intento no cuajó porque la mayoría de los niños nunca habían padecido encefalitis.
Ya en los sesenta apareció Leon Eisenberg, que retomó la enfermedad con el nombre de «reacción hipercinética de la infancia». Paraguas que amparó a alumnos difíciles y que sirvió como grupo experimental en el que probar fármacos como la dextroanfetamina y el metilfenidato. Estos fármacos consiguieron el objetivo perseguido, transformar niños enérgicos en dóciles y manejables.
En 1968 se incluyó en el DSM (Manual Diagnóstico y estadístico de Trastornos Mentales) la «reacción hipercinética de la infancia» que hoy conocemos con el nombre de «Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad» (TDAH).
Eisenberg consiguió que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas, que es una enfermedad congénita, haciendo que los padres se sintieran menos culpables y aliviados porque el tratamiento farmacológico es menos cuestionable que el psicológico.
Eisenberg, al final de su vida (siete meses antes de morir afectado por un cáncer de próstata), decidió confesar la verdad diciendo que «lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de determinar las razones psicosociales que pueden producir problemas de conducta». Y aquí es donde está la verdad y la causa original de los falsos diagnósticos de TDAH, hay que explorar si hay problemas con los padres, si hay discusiones en la familia, si los padres están separados o juntos, que tipo de apego tiene el niño, si hay problemas en la escuela, si le cuesta adaptarse, por qué le cuesta, etc. Y todo esto lleva tiempo y trabajo. Finalmente concluyó «prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más rápido y mucho más ventajoso para el negocio de la psiquiatría».
LAS CIFRAS
El TDAH era prácticamente desconocido hasta los noventa. Ahora es uno de los diagnósticos más frecuentes en psiquiatría infantil, las visitas por este trastorno se han multiplicado por 40 en diez años, incluyendo a niños de dos y tres años.
¿Por qué sucede ésto? Porque el 56% de los miembros del grupo de trabajo del DSM (Manual Diagnóstico y estadístico de Trastornos Mentales) tienen una o más relaciones financieras con las empresas de la industria farmaceútica.
NUESTRO CONSEJO
No existe ninguna prueba diagnóstica que determine que un niño tiene TDAH. Lo que existe es un cuestionario que basado en la observación de los padres y de los profesores en el colegio valora el cumplimiento o no de unos criterios o parámetros.
De modo que nuestra recomendación es tratar cada caso en particular, estudiar la historia de apego del niño y hacer una anamnesis (historia clínica) lo más elaborada posible para comprender el caso y trabajar con el niño en lugar de darle una pastilla que no soluciona nada aunque transforme a los niños en dóciles.
Mercedes Zaragoza Simón
Psicóloga y Terapeuta EMDR