No es fácil hacerse cargo como padre de tratar con un hijo el afrontamiento de la muerte, sobre todo si el dolor es compartido. Encarar los momentos y reuniones especiales en los que la ausencia se siente especialmente, es complicado. En ocasiones, el silencio parece la mejor opción para evitar el sufrimiento en los más pequeños. Los niños se preguntan por la tía que les daba la paga, por el hermano mayor con el que jugaban o el abuelo que le leía, y la mayoría de las veces no sabemos cómo abordar la situación de forma que llegue un mensaje suave pero claro.
Estos son los cuatro aspectos importantes a tener en cuenta que pueden servir como elementos de protección y prevención ante un posible proceso de duelo complicado en los niños:
- Sobre el silencio y la fantasía infantil: La creencia general es que ante un acontecimiento negativo lo mejor es proteger al niño del malestar mediante el silencio. Sin embargo, ante la falta de información los niños reaccionan llenando los huecos con elementos de su fantasía y esto puede crear confusión e historias erróneas que a largo plazo pueden traducirse en dificultades de afrontamiento de futuros problemas. La mejor opción que ayudará a padres e hijos es la selección de la información adecuada y hacer partícipe al niño del duelo que sufren el resto de los miembros de la familia (y que del cual es testigo, aunque muchas veces no lo entiendan).
- Información y etapa evolutiva: Debemos bajar un piso y ponernos a la altura de los ojos de los pequeños de la familia. La edad del niño nos marcará la información que es más adecuado tratar dependiendo de las características especiales de la etapa evolutiva en la que se encuentre, los miedos que presenta en relación a la pérdida y el grado de comprensión que pueda alcanzar sobre la muerte.
- Hacerle partícipe de los rituales de despedida: Esto dependerá de las creencias y tradiciones familiares (teniendo en cuenta, de nuevo, la edad del pequeño/a). Es importante incluirle en la decisión sobre el grado de involucración que desea tener en ceremonias y otros rituales. Darle esta oportunidad puede facilitar la expresión emocional y una integración mayor de lo ocurrido.
- Servir de ejemplo: Que los niños vean la tristeza y el llanto de un padre que está en duelo puede favorecer una mayor apertura emocional y rebajar el miedo que se siente ante el sufrimiento en soledad. Muchas veces, el silencio responde más bien al miedo del propio padre a no saber manejar la situación, pero el hecho de que no pueda expresar lo que siente o no sepa cuál es la fuente del malestar de los de su alrededor no significa que no sienta angustia, confusión y tristeza.
Giulia de Benito Angelo
Psicóloga en Prácticas en Instituto Centta