Este año el Black Friday será el viernes 24 de noviembre, día en que muchas tiendas y almacenes ofrecen grandes descuentos antes de la campaña navideña.
En estas fechas solemos comprar más de lo habitual con el pretexto de adelantar los regalos navideños y en el caso del Black Friday surge una especie de necesidad de aprovechar las ofertas y descuentos, pero ¿qué ocurre cuando sentimos esta necesidad de comprar de manera constante?
¿En qué consiste el trastorno de compra compulsiva?
La oniomanía o el trastorno de compras compulsivas se considera una adicción no relacionada con sustancias, ya que de manera semejante a la adicción a las drogas se actúa (comprando) de manera impulsiva, sin pensar en las consecuencias futuras y generando una satisfacción inmediata que luego conlleva un exceso de preocupaciones y malestar, interfiriendo gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas.
Enrique Echeburúa, catedrático en Psicología de la UPV/EHU, lo define como: «una pérdida de control sobre la conducta, fuerte dependencia psicológica, la pérdida de interés por otras actividades gratificantes y, sobre todo, que la conducta adictiva interfiera gravemente con el desempeño de la vida cotidiana de la persona o le cause deterioro en las esferas laboral, social o recreativas de su vida«.
Se calcula que este trastorno psicológico afecta entre un 1% y un 5% de la población en sociedades avanzadas, apareciendo sobre todo en mujeres de edad comprendida entre los 30 y los 40 años.
¿Cómo podemos saber si compramos de manera compulsiva?
Las compras compulsivas se llevan a cabo de manera descontrolada y como vía de escape en un intento de satisfacer una necesidad emocional, como posible manera de afrontar los problemas o para reducir nuestro disgusto o manejar emociones.
Tal y como explica Jesús de la Gándara, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos, este impulso por comprar “Provoca excitación, tensión, placer”, pero es un placer momentáneo que rápidamente da paso a una sensación de culpabilidad y ansiedad debido a las dificultades económicas que suele acarrear este trastorno.
Otro rasgo característico es la compra de objetos que no son necesarios, llegando incluso a almacenarse en casa sin llegar a ser estrenados, llevando en ocasiones al endeudamiento.
Reconocer las compras compulsivas como una adicción suele ser difícil de aceptar debido a la sociedad de consumo en la que vivimos, en la que se normaliza la excesiva compra de objetos que no son necesarios.
¿Qué síntomas nos pueden hacer pensar que tenemos una adicción a las compras?
- Compras cuando estás triste, enfadado o con ansiedad.
- Compras cosas que no necesitas o que son inútiles y muchas veces ni las llegas a utilizar.
- Compras de manera precipitada sin poder controlarte, sintiendo alivio y bienestar al gastar el dinero, pero te sientes culpable después de realizar la compra.
- Mientes a tu entorno y familia sobre tus gastos y deudas.
- Dedicas mucho tiempo a las compras o a visitar lugares relacionados con las tiendas como centros comerciales.
¿Qué podemos hacer para solucionar este problema?
El tratamiento adecuado para el trastorno de compras compulsivas pasará por averiguar qué necesidades se están satisfaciendo con esta conducta adictiva, aprender a manejar la ansiedad y los conflictos y saber modificar esta falta de control de impulsos.