A la ilusión que precede las vacaciones estivales, la vuelta a la rutina puede convertirse en un trauma para muchos trabajadores. Tras los días de relajación y desconexión de las vacaciones, es el momento de regresar al trabajo y de retomar la rutina. Muchos trabajadores sufren lo que se conoce como “síndrome de la depresión postvacacional”.
La depresión postvacacional es un síndrome por el cual las personas tienen problemas para adecuarse de nuevo al trabajo y muestran síntomas de apatía, irritabilidad o tristeza.
No existe consenso en la sociedad científica sobre la definición exacta o la existencia real de este “síndrome postvacacional”, pero se considera que es producto de que en gran parte de nuestro entorno el trabajo se tiene por una actividad negativa, obligada y sacrificada; en las sociedades en que se considera el trabajo como algo creativo, con sentido por sí mismo y digno para el ser humano, el estrés postvacacional prácticamente no existe.
En algunos casos, la presión de la vuelta al trabajo llega a ocasionar verdaderos cuadros de estrés agudo con todas las manifestaciones emocionales, del comportamiento y físicas que lo caracterizan: malestar, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de las frecuencias respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de humor, etc. Estos signos y síntomas de estrés los manifiestan con mayor frecuencia las mujeres, probablemente por desarrollar actividades en un entorno socio-familiar de mayor presión.
Para contrarrestar estos posibles síntomas desde Centta os proponemos un conjunto de claves para afrontar la vuelta al trabajo:
- Prevención: es fundamental que la vuelta a la rutina la realicemos de manera progresiva, adecuando nuestros horarios de sueño y alimentación a nuestro horario habitual.
- Hacer un balance de lo positivo de las vacaciones y diseñar o planificar nuevos destinos para los próximos días libres, aunque sean pequeñas escapadas de fin de semana.
- Valorar que si podemos disfrutar de las vacaciones es porque tenemos un puesto de trabajo esperándonos.
- Objetivos realistas: en nuestra primera semana planificarnos objetivos a corto plazo y “fáciles” de realizar para poder canalizar nuestra energía a aquellos que nos parezcan más ambiciosos.
- Focalizarse en los aspectos positivos del trabajo, siempre existen, detectarlos y potenciarlos nos ayudará en nuestro día a día. También es un buen momento para detectar lo que deseas cambiar y corregirlo tanto en el ámbito laboral como personal, al haber pasado unos días fuera de la cotidianidad podemos detectar más rápido lo que no funciona e intentar modificarlo
- Buscar el bienestar y la alegría en los pequeños detalles de tu vida. Todo tiene sus aspectos positivos, pero hay que saber cómo detectarlos y trabajar sobre ellos para conseguir la realización personal y alejar a la frustración.
Si antes de las vacaciones estabas en un proceso de pérdida de peso o gestión de tu alimentación y sientes que te has alejado de tu objetivo o te está costando retomar los hábitos anteriores, no te juzgues o critiques duramente por ello. Al igual que la vuelta al trabajo, la vuelta al proceso de consolidar nuevos hábitos de alimentación puede ser costoso de inicio. Lo importante en este proceso es analizar qué situaciones hemos tenido en estas vacaciones de “descontrol” y reflexionar sobre aquello que nos puede ayudar en las próximas vacaciones. El mejor momento para retomar una vida saludable es ahora. No importa lo mal, bien o regular que lo hayas hecho estas vacaciones. El cuerpo siempre vive en el presente y lo importante es qué vas a hacer hoy y mañana para retomar gradualmente tus anteriores hábitos.