Hoy en día, los niños son muy conscientes de su imagen corporal. Ahora bien, los niños con sobrepeso son más susceptibles a tener problemas psicológicos y de que éstos persistan en la edad adulta. A los seis años, edad en que entran a una escuela formal, los niños ya han captado el mensaje social de que “ser gordo es malo” y algunos son rechazados y marginados socialmente o desarrollan una imagen corporal distorsionada.
Algunos de los efectos psicológicos más frecuentes de la obesidad en la edad pediátrica son los siguientes:
Baja autoestima
Los niños obesos suelen considerarse inferiores en comparación con los demás niños en múltiples aspectos. Se focalizan en sus aspectos negativos (apariencia no deseable, pocas habilidades atléticas…) y no se fijan en las cualidades positivas que puedan tener, construyendo un autoconcepto pobre con el que siempre salen “perdiendo” al compararse con los demás. Esto les afecta en sus relaciones sociales y en el rendimiento escolar.
Inseguridad en las situaciones sociales
Al tener esa autoestima baja, los niños se sienten inseguros a la hora de tener que relacionarse con otros. Se exponen a maltrato intencionado o discriminación por parte de sus compañeros que los aísla de los grupos sociales (acoso y ciber-acoso). Su miedo al rechazo puede llevarles a aislarse y a alejarse de situaciones que les resultan estresantes como las clases de educación física o incluso la escuela en general. Por otro lado, pudieran desarrollar conductas agresivas en situaciones familiares y con sus semejantes.
Pobre imagen corporal
Los niños obesos focalizan su atención en su sobrepeso, ignorando el resto de sus cualidades físicas. Tienen una imagen muy deteriorada de sí mismos y se sienten inferiores y rechazados. Esto puede llevar al niño a desarrollar comportamientos depresivos, de ansiedad o hasta de trastornos alimentarios. Es importante destacar que, en muchas ocasiones, los niños pueden manifestar la depresión de una forma distinta a los adultos y adopten conductas agresivas como causa de la depresión que sienten.
Consecuencias
Los efectos psicológicos mencionados pudieran ejercer la siguiente conducta cíclica: problemas emocionales, patrones anormales de conducta, mayor ingesta de alimentos poco saludables y menor actividad física.
Manejo psicológico
El soporte psicológico es una herramienta importante para lograr la adaptación del niño y su familia a los cambios en los hábitos alimentarios. Lo importante es cómo conseguir la reeducación del niño y de su familia y cómo instaurar hábitos que permanezcan en el tiempo. El enfoque psicológico consiste de modificar el pensamiento distorsionado sobre el peso, la imagen corporal y la comida. Es necesario evaluar la presencia de trastornos psicológicos como causa de obesidad. Debe realizarse una evaluación psicológica para conocer la existencia de situaciones de estrés y relaciones con la comida (saciedad, ansiedad, rapidez). Se analizan y se expresan las emociones relacionadas con la obesidad y con sus consecuencias a corto y a largo plazo. Los objetivos deberán estar desglosados en logros pequeños y progresivos de la conducta, reconociendo que es necesario brindar apoyo a las familias durante los mismos.
Dra. Wildaliz Caro González
Psicóloga Clínica
Terapeuta en formación en Instituto Centta