Dicen los teóricos que cuando algo nos ha dado resultado en el pasado, nos obcecamos en repetirlo una y otra vez. Pero si ese comportamiento no nos ofrece lo mismo en este momento de nuestra vida, en vez de analizarlo y modificarlo, lo repetimos pero con mucha más insistencia. Cuando tratamos de bajar de peso y no somos capaces de mantener las pérdidas durante algunos meses, insistimos una y otra vez y con mucha más potencia que la vez anterior como si tuviésemos la sensación de no hacerlo hecho bien la vez pasada.
Quizás muchas personas se vean reflejadas en esta secuencia y se identifiquen totalmente con esta manera de proceder. Si en algún momento de nuestra vida hemos hecho alguna dieta para bajar de peso, puede que nos funcionara en aquel momento, pero nuestras circunstancias son diferentes en el presente. Es posible que nuestras expectativas fueran distintas y puede que nuestras circunstancias fueran más favorecedoras. Probablemente después de varios intentos, ni las expectativas ni las circunstancias se vuelvan a repetir. Tan solo mantengamos las ganas, a veces desesperadas, de bajar de peso al precio que sea.
¿Por qué no cambiamos de estrategia para bajar de peso si comprobamos que ahora no surte el mismo efecto?
Como mencionaba al principio, la respuesta está en nuestra propia naturaleza. ¿Pensáis que se hubiese inventado el fuego si no fuéramos tan persistentes?
El problema de este comportamiento está en que con cada intento, se nos disipa un poco de nuestra autoestima. Nos sentimos tremendamente frustrados cuando nos empeñamos en hacer algo que nos supone un esfuerzo muy grande, y no obtenemos los resultados esperados. Es posible que el problema se instaure en las expectativas que hemos puesto en el siguiente intento, pero es posible también que el problema sea que fallamos en el método.
¿Por qué nos empeñamos en hacer dieta, una tras otra? ¿Será porque no funciona ninguna?
El abordaje dietético esta abocado al fracaso en la mayor parte de los casos. Si no conseguimos modificar estilos de vida, los hábitos aprendidos durante toda la vida vuelven y se recupera el peso.
¿Cómo conseguir modificar hábitos?
¿Se trataría entonces de enseñar a bajar de peso, o de enseñar a cambiar los estilos de vida? Dentro de las causas que originan la obesidad se incluyen la genética, el estado emocional –dentro del cual se incluyen el aburrimiento, el cansancio, el enojo o la tristeza, los cuales llevan a algunas personas a ingerir alimentos para confrontar su estado de ánimo- y el estilo de vida, que se refiere a los hábitos tanto de alimentación como de actividad física. Es aquí donde la disciplina de la psiconutrición entra en juego.
¿Por qué es tan difícil?
Una persona que quiere perder peso tiene una fuerte motivación, pero… ¿y su gestión emocional? El papel que las emociones y la motivación es de una importancia crucial. Diferentes autores indican que dentro de las implicaciones psicológicas de la obesidad y el sobrepeso existen alteraciones emocionales y elevados niveles de ansiedad y depresión. También apuntan a que la gente obesa muestra miedos e inseguridad personal, pérdida de autoestima, desordenes alimenticios, distorsión de la imagen corporal, frigidez, perturbación emocional por hábitos equivocados, así como tristeza e infelicidad. Tener problemas de obesidad es una amenaza decisiva para la salud y la felicidad de la persona, tanto para la vida diaria como para el futuro.
Si nuestro objetivo es bajar de peso de forma segura, de forma eficaz y duradera, hay que comenzar a hacer cosas distintas y nunca dejar de lado el aspecto emocional.
¿Te atreves con un cambio a la hora de hacer las cosas de distinta manera para perder peso? ¿Te atreves con una nueva forma de afrontar una bajada de peso?
Alfonso Méndez
Unidad de Sobrepeso y Obesidad