Hablamos de dependencia emocional cuando un individuo establece una fuerte vinculación con otra persona, que generalmente ocurre en la institución de la pareja, y que se caracteriza por una fuerte necesidad del otro, sentimiento de temor a que la relación se acabe y una presencia de malestar y sufrimiento significativo que está presente en la mayor parte del tiempo.
Es un problema muy habitual hoy en día y cada vez es más frecuente que una persona decida acudir al psicólogo con la preocupación de padecer dependencia emocional.
Además, a nivel cultural hay una construcción sobre las relaciones de pareja basadas en un falso mito de amor romántico donde se fomenta el sacrificio y el sufrimiento para conseguir aquello que todos necesitamos y sin lo cual permaneceremos infelices e incompletos. Estas variables culturales aparecen representadas en la literatura, el cine o la televisión y mandan un mensaje sobre el valor del amor y la necesidad del mismo en las personas, siendo las mujeres más vulnerables a la dependencia emocional al encontrarse en una supuesta posición de mayor necesidad.
Sobre este falso mito se lanzan ideas sobre la confianza completa en el otro, como pensar que yo tengo que estar con una persona en la que hay que confiar cien por cien y debemos saberlo todo el uno del otro, lo que conduce a un estado de paranoia y control que conduce a celos y paradójicamente en desconfianza.
En esta línea se le da una relevancia mayor al papel que la pareja tiene para el individuo, ocupando el lugar más importante y a veces exclusivo su vida y sin lo cual su existencia pierde la mayor parte del sentido.
Esta vinculación afectiva tan excesiva se correlaciona con trastornos de apego. Generalmente la personas que acaban desarrollando dependencia emocional establecen vínculos caracterizados por un apego ansioso e inseguro. Esto quiere decir que lo predominante en el vínculo de pareja es un miedo persistente a que se acabe. Esto impide sentirse seguro como para tomar decisiones desde lo que uno quiere de la relación e impera lo que necesito para comprobar que la relación es segura. Este patrón es persistente y se repite en las diferentes relaciones que el individuo establece a lo largo de su vida y, a diferencia del trastorno de personalidad dependiente, solo ocurren en el ámbito de la relación de pareja.
Si tuviéramos que realizar una radiografía sobre las características de las personas que establecen relaciones de dependencia emocional observaríamos:
- Baja autoestima.
- Inseguridad.
- Presencia de miedos irracionales.
- Sentimiento permanente de vacío que trata de compensarse en la relación de pareja.
- Dificultad para abstraerse del ámbito de pareja.
- Presencia de pensamientos obsesivos vinculados al ámbito de pareja.
- Desconfianza.
- Alto grado de sufrimiento.
- Alto grado de deseabilidad social o necesidad de agradar y complacer.
- Miedo a la soledad.
- Renuncia a mis necesidades y extremada sumisión.
- Conductas comprobatorias en la relación de pareja.
Si describiéramos las principales características de las relaciones que establecen las personas con dependencia emocional:
- Endogamia, relaciones fuertemente cerradas donde es difícil conciliar el plano individual.
- Aislamiento.
- Comunicación ambigua que se caracteriza por la falta de espontaneidad y dificultad para resolver conflictos.
- Reproches permanentes del tipo “no soy lo suficientemente importante para ti porque si lo fuera hubieras…”
- Celos y control excesivo que atenta con la intimidad.
- Alteración del poder, con una complementariedad rígida donde uno adopta el papel de sumiso.
- Se fomenta el sacrificio como manera de “querer” al otro.
Son muchas las hipótesis explicativas que dan los psicólogos que se dedican a la intervención con personas que se encuentran en una relación de dependencia. Muchas de estas hipótesis se centran en variables intrapsicológicas como la autoestima o la gestión emocional. Sin embargo en el presente artículo queremos remarcar el papel interpersonal en el desarrollo de estos trastornos por entender que es en la vinculación y en el establecimiento de las relaciones donde ocurre. Esta falta de diferenciación es propia de familias aglutinadas con escasez de límites entre los miembros de la familia, esto se traduce en ausencia de individuación y de autoridad positiva en las figuras parentales lo que impide a estos individuos construir una narrativa sobre si mismos que les permita sentirse capaces y confiados.
Detrás de una persona con dependencia emocional siempre te vas a encontrar una alteración en el proceso de diferenciación con su familia de origen. Son personas poco diferenciadas que no han podido desarrollar su identidad independiente en la relación con sus figuras de apego. De esta forma se sienten fuertemente necesitadas de vínculos que le permitan llenar el vacío y la inseguridad que padecen al sentir un profundo miedo a quedarse solos.
Precisamente el trabajo que se realiza cuando un individuo decide acudir al psicólogo por dependencia emocional se centra en establecer un vínculo corrector que fomente la autonomía y que acelere el proceso de individuación para que las personas no acudan a las relaciones a resolver sus conflictos.
Es importante acudir a un especialista y que el paciente se sienta cómodo con él durante las sesiones ya que son procesos con un coste emocional elevado que requiere que el paciente se sienta acompañado pero también que el Psicólogo respete la importancia de que el paciente se responsabilice del éxito de la terapia.