Como ya comentamos en un artículo anterior, el acoso escolar es algo que, desgraciadamente, ha ocurrido desde siempre. Cuando se produce, es frecuente que los niños que son víctimas se nieguen o se resistan a asistir al colegio, ya que es ahí dónde se produce todo, y que se sientan seguros al llegar a casa o los fines de semana, ya que son los momentos en que consiguen escapar de sus agresores. Pero, ¿qué pasa cuando el acoso va más allá del entorno escolar? ¿cuando ocurre a cualquier hora y cualquier día?
El ciberacoso, o ciberbullying, se produce cuando un niño (o un grupo de niños) utiliza las nuevas tecnologías para acosar, amenazar, vejar, humillar, difamar, chantajear o insultar a otro. Lo más frecuente es el envío de mensajes a móviles o emails, la utilización de redes sociales como tuenti o facebook, o la utilización de otras plataformas de publicación de videos o fotos (por ejemplo, youtube).
Al igual que el acoso escolar, el ciberacoso merma psicológicamente la salud de los menores pudiendo producir ansiedad, depresión, sentimientos de inseguridad e indefensión e, incluso, pensamientos de suicido. Así mismo, afecta al rendmiento escolar y, sobre todo, a su autoestima.
Esta forma de acoso puede resultar incluso más dañina que el acoso convencional ya que los agresores se valen del anonimato que ofrece la red para realizar sus acciones, dificultando su identificación y facilitando el contagio a otros menores. Además, el grado de indefensión y de inseguridad de la víctima es mucho mayor ya que el acoso es constante al poderse producir las 24 horas de los 365 días del año.
Es importante que los padres se involucren en en el uso que hacen sus hijos de las nuevas tecnologías, ya que de esta manera les resultará más fácil detectar situaciones problemáticas y entender lo que les está ocurriendo a sus hijos.
Algunos de los consejos más útiles consisten en:
- – Interesarnos por sus actividades en la red y ofrecerles ayuda si encuentran algún problema durante su uso. Esto es necesario para crear un clima de confianza. Debemos transmitirles la seguridad de que pueden contar con nosotros ante cualquier incidente con el que se encuentren.
- – Enseñarles a respetar a los demás utilizando un vocabulario correcto y evitando los insultos. Es más fácil que nos respeten si nosotros también respetamos.
- – Explicarles la importancia y repercusión que tiene publicar datos personales, fotos, comentarios, etc. ya que cualquier persona podría tener acceso a ello. Hay que advertirles del peligro que tiene hablar con desconocidos o agregarlos a nuestras redes sociales ya que en internet las cosas no siempre son lo que parecen (ese chico tan majo que hemos conocido por Tuenti, por ejemplo, y con el que tenemos tantas cosas en común puede ser en realidad un adulto cuyo único objetivo es engañarnos y utiizarnos).
- – Si nuestro hijo recibe mensajes o comentarios desagradables o amenazantes, es mejor que los ignore o que bloquee a la persona que los envía. No obstante, si esto se produce reiteradamente, es mejor no eliminarlos y guardarlos, ya que nos podrán ser útiles en caso de que sea necesario denunciar la situación.
- – Debemos reportar los abusos recibidos. La mayoria de las redes sociales (Facebook, Tuenti, etc.) poseen este servicio.
- – Si la situación es muy grave puede denunciarlo a la policia o Guardia civil
No podemos evitar que nuestros hijos sufran en determinadas situaciones, pero tenemos la obligación de acompañarles y ayudarles cuando esto ocurra.
Ante todo, es necesario transmitir seguridad a los niños y dar valor a lo que nos cuentan. Ellos no son culpables de lo que está pasando y es normal que se sientan tristes, nerviosos o irritados. No hay nada mejor para un niño que sentir que puede confiar en sus padres y contar con ellos cuando se siente desbordado o indefenso.