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¿Cómo superar una ruptura de pareja?

 
 

El duelo es el proceso psicológico que se pone en marcha cuando sufrimos una pérdida significativa. Durante el proceso se desencadenan síntomas físicos, conductuales y emocionales que normalmente etiquetamos como desagradables y experimentamos heridas emocionales profundas.

 

En general podemos adoptar dos formas de afrontar el dolor y la ansiedad de una separación: evitarlos y estancar el proceso haciendo esfuerzos que añaden sufrimiento o aceptar la pérdida y trabajar para caminar hacia delante.

 

A diferencia del duelo en el que fallece un ser querido, en la ruptura de pareja la persona que perdemos sigue presente en nuestra parcela de realidad. Y aunque esto pueda parecer un punto a favor, en realidad puede ser una fuente importante de complicaciones. Además, no se nos enseña a enfrentar sentimientos asociados a la pérdida y de un momento a otro nos encontramos sin rumbo y con vivencias difíciles de gestionar. Si juntamos las dos cosas, es fácil pensar que si estar alejados de algo nos hace sentir mal, al acercarnos nos sentiremos bien.

 

Como en el resto de duelos (muerte, migraciones, enfermedad,…) debemos invertir nuestra energía en cuatro tareas que iremos trabajando para elaborar la pérdida y seguir viviendo:

 

– Aceptar que la relación se ha terminado

El carácter ambiguo inicial de las pérdidas por separación dificulta este punto. Es importante que se reconozcan los hechos y ser capaz de construir una narración de la ruptura. Poder hablar de ello con amigos y familiares nos ayudará a contrastar la realidad de lo ocurrido y a procesar y comprender elementos especialmente complicados. Que no nos dé miedo mirar a aquellos aspectos más dolorosos, son los que más realidad le aportan a nuestra experiencia de duelo. Aceptar la ruptura nos permitirá adoptar los pasos necesarios y la toma de decisiones claves para seguir adelante.

 

– Afrontar las emociones y el dolor relacionados con la ruptura

Es la tarea más crítica si tenemos en cuenta la tentación de retomar contacto con la persona cuando necesitamos aliviar el dolor que sentimos. No vale ignorar lo que se siente, al contrario, pero deberemos apoyarnos en nuestras fortalezas y nuestros seres queridos para navegar por las diferentes emociones desagradables que vayan apareciendo. Ser capaces de darle un sentido a lo que sentimos e integrarlo en el proceso de duelo será clave para poder salir fortalecidos de la pérdida.

Toda emoción nos enseña algo valioso sobre nosotros mismos, no tengamos miedo a escuchar.

 

– Adaptarse a un medio en el que la pareja ya no está

Mientras enfrentamos tanto la separación física como la emocional llega un momento en el que empezamos a tener más energía tras los primeros momentos de la ruptura (para cada uno será diferente).  Paulatinamente vamos alcanzando mayor tranquilidad y confianza que nos permiten reconstruir una vida adaptada al nuevo contexto y encontrando un lugar seguro en el que volver a mirar por nuestras necesidades y nuevos proyectos vitales.

 

– Reubicar a la ex pareja en nuestro mundo interno y externo

Se trata de normalizar el vínculo que quede tras el proceso de duelo, pudiendo crecer y aprender de la pérdida, pero sin que esto frene la tendencia a seguir adelante. Es un vínculo tanto interno como externo. Es decir, por un lado, la representación que hacemos de la expareja dentro de nosotros (puede que pensemos en ella como el otro progenitor de nuestros hijos, como aquella persona con la que compartimos buenos momentos,…) y, por el otro, cómo hemos integrado la ruptura en las otras facetas de la vida, amigos, familiares, etc.

 

Si tenemos la posibilidad de transitar por estas tareas de forma satisfactoria tras un periodo de tiempo, el vínculo que aún exista tras la ruptura estará marcado por menos dolor y el tiempo compartido será fuente de recuerdos y cariño. Si, por el contrario, identificas que te está resultando especialmente difícil afrontar algún elemento en concreto o la pérdida en su totalidad, a pesar de todo el apoyo que recibes, te animo a dejarte acompañar por un profesional y poco a poco ir recuperando una vida sin tanto dolor.

 

Giulia de Benito, psicóloga especialista en tratamiento psicológico de fobias y duelo.
Directora de la Unidad de Psicología General.
 
 

El duelo es el proceso psicológico que se pone en marcha cuando sufrimos una pérdida significativa. Durante el proceso se desencadenan síntomas físicos, conductuales y emocionales que normalmente etiquetamos como desagradables y experimentamos heridas emocionales profundas.

 

En general podemos adoptar dos formas de afrontar el dolor y la ansiedad de una separación: evitarlos y estancar el proceso haciendo esfuerzos que añaden sufrimiento o aceptar la pérdida y trabajar para caminar hacia delante.

 

A diferencia del duelo en el que fallece un ser querido, en la ruptura de pareja la persona que perdemos sigue presente en nuestra parcela de realidad. Y aunque esto pueda parecer un punto a favor, en realidad puede ser una fuente importante de complicaciones. Además, no se nos enseña a enfrentar sentimientos asociados a la pérdida y de un momento a otro nos encontramos sin rumbo y con vivencias difíciles de gestionar. Si juntamos las dos cosas, es fácil pensar que si estar alejados de algo nos hace sentir mal, al acercarnos nos sentiremos bien.

 

Como en el resto de duelos (muerte, migraciones, enfermedad,…) debemos invertir nuestra energía en cuatro tareas que iremos trabajando para elaborar la pérdida y seguir viviendo:

 

– Aceptar que la relación se ha terminado

El carácter ambiguo inicial de las pérdidas por separación dificulta este punto. Es importante que se reconozcan los hechos y ser capaz de construir una narración de la ruptura. Poder hablar de ello con amigos y familiares nos ayudará a contrastar la realidad de lo ocurrido y a procesar y comprender elementos especialmente complicados. Que no nos dé miedo mirar a aquellos aspectos más dolorosos, son los que más realidad le aportan a nuestra experiencia de duelo. Aceptar la ruptura nos permitirá adoptar los pasos necesarios y la toma de decisiones claves para seguir adelante.

 

– Afrontar las emociones y el dolor relacionados con la ruptura

Es la tarea más crítica si tenemos en cuenta la tentación de retomar contacto con la persona cuando necesitamos aliviar el dolor que sentimos. No vale ignorar lo que se siente, al contrario, pero deberemos apoyarnos en nuestras fortalezas y nuestros seres queridos para navegar por las diferentes emociones desagradables que vayan apareciendo. Ser capaces de darle un sentido a lo que sentimos e integrarlo en el proceso de duelo será clave para poder salir fortalecidos de la pérdida.

Toda emoción nos enseña algo valioso sobre nosotros mismos, no tengamos miedo a escuchar.

 

– Adaptarse a un medio en el que la pareja ya no está

Mientras enfrentamos tanto la separación física como la emocional llega un momento en el que empezamos a tener más energía tras los primeros momentos de la ruptura (para cada uno será diferente).  Paulatinamente vamos alcanzando mayor tranquilidad y confianza que nos permiten reconstruir una vida adaptada al nuevo contexto y encontrando un lugar seguro en el que volver a mirar por nuestras necesidades y nuevos proyectos vitales.

 

– Reubicar a la ex pareja en nuestro mundo interno y externo

Se trata de normalizar el vínculo que quede tras el proceso de duelo, pudiendo crecer y aprender de la pérdida, pero sin que esto frene la tendencia a seguir adelante. Es un vínculo tanto interno como externo. Es decir, por un lado, la representación que hacemos de la expareja dentro de nosotros (puede que pensemos en ella como el otro progenitor de nuestros hijos, como aquella persona con la que compartimos buenos momentos,…) y, por el otro, cómo hemos integrado la ruptura en las otras facetas de la vida, amigos, familiares, etc.

 

Si tenemos la posibilidad de transitar por estas tareas de forma satisfactoria tras un periodo de tiempo, el vínculo que aún exista tras la ruptura estará marcado por menos dolor y el tiempo compartido será fuente de recuerdos y cariño. Si, por el contrario, identificas que te está resultando especialmente difícil afrontar algún elemento en concreto o la pérdida en su totalidad, a pesar de todo el apoyo que recibes, te animo a dejarte acompañar por un profesional y poco a poco ir recuperando una vida sin tanto dolor.

 

Giulia de Benito, psicóloga especialista en tratamiento psicológico de fobias y duelo.
Directora de la Unidad de Psicología General.


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