Recientemente ha sido el día mundial de la salud sexual pero, ¿sabemos qué es salud sexual y qué beneficios conlleva tener una sexualidad sana?
La salud sexual, según la Organización Mundial de la Salud, es el estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, la cual no solamente no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Mantenemos nuestra salud sexual a través de ejercer ciertos derechos sexuales. Algunos de ellos son la libertad sexual, la autonomía, integridad y seguridad del cuerpo, privacidad sexual, placer sexual (incluido el autoerotismo), educación sexual, toma de decisiones libres y responsables y la libre asociación sexual.
Debemos tener en cuenta que la sexualidad es una característica propia del ser humano. Somos seres sexuados y sexuales desde el nacimiento hasta que morimos, por lo que está en nuestra naturaleza. Evoluciona de diferente manera a lo largo de los años según la persona (sexo, contexto social, contexto cultural…), por lo que es un aspecto muy individual y depende de las necesidades personales. Y es por ello que hay que mantener una sexualidad sana, ya que nos aporta numerosos beneficios, siendo una fuente de salud y bienestar tanto a nivel psicológico como físico.
En primer lugar, disfrutar de nuestra sexualidad nos aporta conocimientos sobre nosotros mismos: aprendemos a saber lo que nos gusta, a comunicarlo a otras personas, a compartir una experiencia íntima, ayudándonos a tener una mejor autoimagen (el llamado autoconcepto). Potencia una buena autoestima elevando nuestro estado de ánimo y ayuda a entablar relaciones positivas y sanas con los demás. Además, nos protege del estrés, ya que liberamos tensiones acumuladas, y de estados emocionales de ansiedad y depresión.
En segundo lugar, son numerosos los beneficios físicos. El buen sexo ayuda a mantenernos en una buena forma física fortaleciendo la musculatura. También mejora nuestro sistema inmunológico. Este hecho se explica porque a través de los pensamientos positivos y el buen humor que nos genera la satisfacción sexual, se potencia la acción de los leucocitos y, como consecuencia, tenemos más y mejores defensas para nuestro organismo.
Asi mismo, al reducir nuestros niveles de estrés y de ansiedad, se contribuye a la disminución de la hipertensión arterial. Si lo relacionamos con el ejercicio, se puede observar una mejoría de la salud cardiovascular.
Por otro lado, el sexo también ayuda a reducir el dolor de cualquier tipo, pues durante la actividad sexual liberamos endorfinas. Dichas sustancias químicas actúan como neurotransmisores activando las zonas del cerebro encargadas de la percepción del placer y amortiguando el efecto del estrés, produciendo a su vez los mismos efectos que los analgésicos.
En los hombres, se reduce el riesgo de cáncer de próstata, y en las mujeres, ayuda a aliviar las molestias del síndrome premenstrual, mantener un buen tono de la musculatura pélvica y durante la menopausia conservar el buen estado de la vagina.
Puede ocurrir que concibamos el sexo como algo poco importante que en realidad nos distrae de otras actividades más urgentes, pero la sexualidad suma una experiencia positiva en nuestra vida. No es una obligación con la que debemos cumplir tanto si nos apetece como si no, sino que es un derecho, un aspecto que nos completa como persona, un placer. Por estar en nuestra naturaleza y ser parte de lo que somos, y es por ello que debemos cuidarla todo lo que podamos.
Silvia Cintrano de la Torre
Unidad de Sexología y Terapia de Pareja