Son muchos los tipos de crisis que se pueden dar en una pareja y todos ellos suelen venir camuflados cuando deciden acudir a un especialista a recibir ayuda.
En las primeras sesiones la pareja suele inundar la sesión con los últimos acontecimientos que han generado conflicto, que en la mayoría de los casos suelen ser anecdóticos y poco tienen que ver con la realidad de la historia en común. Además, sueles encontrarte con un estado de urgencia enfocado a resolver inmediatamente esas emociones negativas que les genera esta situación, acudir a terapia suele ser el último cartucho que queda.
Las primeras demandas que suelen presentar son muy variopintas:
-Uno de los miembros quiere tener un hijo y el otro no.
-Uno de los miembros quiere casarse y el otro no.
-Ha habido infidelidad.
-Hay un problema de convivencia.
-Hay un conflicto en cuanto a la crianza de los hijos.
-Hay continuas discusiones motivadas por cualquier mínimo detalle.
-…
Resulta complicado abstraerse de todo este ruido emocional y relacional que se da en el ámbito de la pareja, pero para una buena evaluación y una intervención posterior que sea eficaz hay que analizar todo con perspectiva histórica y con una visión sistémica de cara a deshacer este nudo, aportando nuevas perspectivas que sirvan para confrontar la realidad que cada uno de los miembros de la pareja ha contado. Si no, corremos el riesgo de entramparnos en sus discursos, que nos llevan a callejones sin salida y que no permiten solucionar las crisis.
Para conseguir esta perspectiva amplia e integral hay que sumergirse en el mundo de la pareja y de los individuos teniendo muy presente algunos factores como:
Estos son algunos ejemplos de la información que nos permite crear una imagen amplia de la pareja para identificar donde están los problemas. Hay que averiguar si la relación funciona en diferentes ámbitos, como amantes, como amigos, como padres, como socios…
Solo haciendo una evaluación integral, que huya de las discusiones anecdóticas y nos permita crear un mapa relacional amplio teniendo presente todas las variables anteriormente comentadas, podremos servirles de algo.
Es recomendable, cuando uno está sumergido con su pareja en un problema que no es capaz de solucionar, acudir a un especialista que nos ayude a redefinir cuales son las dificultades para poder, entre los dos, resolverlas.
Eduardo Torres Celdrán
Unidad de Psicología Familiar