Cuando escuchamos la palabra arteterapia fácilmente nos hacemos una idea de los elementos básicos que están implicados. Rápidamente, nos vamos a pensar en experiencias conocidas de arte terapéutico que realizan en diversos programas e instituciones con el fin de favorecer el bienestar de las personas involucradas. Sin embargo, cuando profundizamos en el conocimiento de esta terapia, somos conscientes del potencial que encierra para el tratamiento de pacientes con muy diversos malestares.
Desde Centta, hemos apostado por esta terapia artística ya que valoramos el componente transversal de la misma. El arteterapia, por medio de las técnicas y materiales plásticos, es capaz de abarcar distintas áreas de la personalidad. Especialmente, queremos destacar su capacidad de trabajar el área emocional ya que el desempeño de una actividad artística nos ayuda a conectar con mayor facilidad con esos sentimientos y emociones que, en ocasiones, nuestra mente intenta bloquear y controlar. A través del arte, se permite a la persona eliminar las barreras del inconsciente con el fin de desvelar enigmas a los que nos resulta difícil acceder por la vía dialéctica.
En el caso de los pacientes que han desarrollado un TCA, quienes en ocasiones tienen dificultades para poner palabras a las sensaciones que producen su malestar, el arteterapia es una herramienta de gran valor que conjugada con otras terapias, produce un efecto revelador. La elaboración de una obra artística en presencia del arteterapeuta, permite al paciente sentirse acompañado en un viaje de autodescubrimiento en el que, como un mapa, la obra le permite poner color, textura y ritmo al territorio a explorar, que no es otro que su singularidad.
A menudo, los pacientes se maravillan de la capacidad de la terapia para ayudarles a relajarse, y reducir las defensas, mientras disfrutan de la introspección durante el proceso creador. Los procesos que experimentan las personas durante la actividad son pequeñas analogías con la vida cotidiana. Sentimientos de motivación, exploración, decepción, frustración, sorpresa y admiración, confluyen alrededor de su creación. La contemplación de la misma, les permite tomar distancia con el problema que abordan, ponerle nombre y percibirlo mucho más manejable, deja de ser un fantasma para ser un logro. Por ello, la obra se convierte en una aliada que te anima a que haya más.
Cristina Ramos Ruiz
Responsable del área de Arteterapia